domingo, 5 de octubre de 2008

Estrenando blog

Y sentada en mi almohada, trato de estudiar. Mi cabeza en otro lado, mi mirada en la nada, y mi cuerpo sobre mi cama. 4:28 a.m., y los minutos corren más rápido de lo que yo creía. Los oídos me retumban, y un zumbido no me deja concentrarme, no logro leer ni una línea. Un escalofriòs recorre toda mi espalda. Ese es el momento en que dejo caer la pluma con la que estaba trabajando. Se deja llevar por su estructura tan cilíndrica. Silencio. Bajo la cabeza, pero nunca mis pies. Miro debajo de la cama, y, no, no la veo. Está muy oscuro allí abajo. Y unos ojos verdes, brillan como dos estrellas en medio de un cielo espeso y negro. Me subo nuevamente, rápido, y comienzo a gritar, sin parar. Mi padre parece estar en su quinto sueño. No responde. Aparece por la puerta, con su camisón floreado, mi mamá. Piensa que sólo son pesadillas. Pero no, no lo son. Me tapo hasta la cara, con un par de sábanas. Y veo la imágen de mi madre agachándose. Ya no logré ver nada. Pasan 3 o 4 minutos, que me parecen una eternidad. Me destapo despacio, y observo que mi cuarto se encuentra como cualquier día. Todo normal. Todo menos algo. Claro, sí. ¿A vos te parece? Desapareció mi vieja.

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