
La cuestión no es juzgar al que tengo (en este momento) lejos. La cuestión es juzgarlo cuando lo tengo al lado. No es una manera de despreciar a una persona, es sólo hacerle reconocer algunos defectos de los que, sin duda, nadie se salva. Es verse a sí mismo, mediante la opinión de los demás. Es tratar de cambiar ante algunas situaciones o circunstancias en la que algo falla de nosotros. Pero lo más importante de quien juzga, es hacerlo de frente, con los ''huevos bien puestos''. Sí, así es la cosa.