Un poco embolada por cosas que pasan, me pongo a completar un par de carpetas del colegio porque llega esta época donde te hacer sufrir mal. Agarro y digo ''
Ah, ya fue, necesito un poco de
compu''. Subo los escalones de a tres
re mil bestia, y prendo la
compu. No sé como no se me voló el plato con
milas y arroz y el vaso de jugo de naranja a la mierda. Hasta que se carga todo, hasta que aparezca
Windows no sé cuanto y todo eso, me pongo a comer. Y pienso que otras veces las
milas de mi vieja estuvieron más buenas. ¡Qué
pelotudeces de verdad! Y ahí es en donde pienso qué
pelotudes también son las cosas que escribo. No entro a mi blog, pero si al de una mina desconocida que no la puedo admirar tanto por cómo escribe. Me encuentro con una entrada nueva, una más de sus cosas para leer. Me quedo un rato colgada leyendo, prestando toda la atención. Y a pesar de que escribe con errores, sin acentos, y otras cosas, digo ''¡La puta madre que sabe cómo expresarse!''. Es un blog que conocí de puro hoyo. Me lo pasó una de esas personas que la
tenés agregada al
Messenger de no sé donde, y que no la
hablás nunca, y un día se te da y la
saludás que sé yo, y le
empezás a contar cosas y comienzan a conocerse y a intercambiar opiniones de lo más bien. Claro, la misma persona que me dijo que me cree un blog. Volviendo al tema, me quedé dura de leer todo lo que escribe. Dejé de lado la mitad de la milanesa y el vaso de jugo casi lleno por leer lo de ella. Lo peor es que siempre deja el final como medio dudoso, y no me entra, no lo entiendo. Pero igual, me apasiona. Unos dibujos tan llamativos, tan deslumbrantes, que ella misma hace. Y pienso de nuevo ''No, es una masa''.
Chau.