viernes, 5 de junio de 2009
Pelotudéz atómica
Volví. Después de tanto tiempo de tareas, pruebas, y otras mierdas del colegio, acá estoy. Sin nada nuevo que contar. Me hace un poco de frío, pero la vagancia le gana. Me duele el cuello. Me sangra el dedo del pie que está al lado del más chiquito. Se me cierran los ojos pero no me siento con sueño. Las chicas salen, la mayoría, y yo no tengo ganas. En realidad no sé qué hacer. Me dan ganas, y no me dan. Quiero, y no quiero. La Vale me habla de Sapo pero a ella no le gusta. ¿Entonces para qué habla? Le encanta. Se escucha el televisor de Tomás por el altavoz de mi celular lila hermoso. Me habla gratis porque me ama. Y lo amo. La Vale me dice que quiere ir linda para Sapo. ¿Le gusta o se lo calienta? ¡Ésta se meta con todos los animales, la puta madre! Metéte con Perro y ya estás, rubia putita. Al pingo, así de guaranga, me fui a pensar giladas, y vaya a saber qué giladas. Auto mensaje: Meditando, no rompás las bolas y comentá.
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