Creo haber pasado uno de los peores momentos aquel día en que, caminando a paso suave, por las calles de San Francisco, y observando con la cabeza gacha, las baldosas desgastadas de mi bella cuidad, me encontraba abandonado. Necesitaba alguien que me acompañe a todos lados, como esa mamá o ese papá que tenían los demás mientras se
hamacaban y sonreían al viento, en la plaza central.
No se como fue que llegué a este mundo, ni quien me trajo, ni nada. Me sentía feliz de estar tranquilo. Al fin un
lu
gar donde poder pensar qué sería de mi vida dentro de un par de años. Nunca nadie agradece los viejos que tiene, lo que esos viejos les dan. Y yo, yo no podía agradecer. Con una decena de años de experiencia de vida callejera, me arriesgaba a todo. Andaba solo, pero acompañado siempre de una fuerza, que era quien me ayudaba a seguir adelante día a día, cada vez que yo me despertaba en un nuevo lugar. Emprendía un nuevo día, y una nueva labor. Y nueva gente veía, y un nuevo recorrido en busca de alimento que algún desgraciado no lo valoraba.
Y siempre, un pensamiento abarcaba toda mi mente. Siempre pensé por qué es que existe gente tan buena, que llegaría a dar su vida por los demás, que sufre y no tiene la vida que siempre quiso tener, y la que realmente se merece. El destino es algo a lo que no le doy ‘‘bola’’. Creo que las cosas que pasan, pasan por el simple hecho de que tenían que pasar. Pero tampoco es que estaban planeadas, ni que es Dios quien sabe el destino de todos los hombres en este mundo. No es así. Y todo lo de la Iglesia, y Dios, se me hace muy extraño. Es difícil creer muchas cosas, o
misteros diría yo, que guarda ese libro de millones de hojas. No soy fácil de convencer, y si quiero creer en algo, necesito una explicación concreta, que es la que hasta ahora, nadie me la supo dar. Todos cuando somos chicos, somos felices, o al menos, la mayoría. Ya de grandes, con mis 10 años, empiezan a llegar miles de dudas a la cabeza de cualquier niño de esta edad. Es raro vivir, sin saber de donde salimos, quien nos trajo a este mundo. ¿Por qué justo a éste, y no a otro? Y si pensamos de esa manera, y miramos hacia atrás, podemos ver que todos somos parientes, o algo así. Que cosa más extraña. Si todos dicen que Dios creo al mundo, y a todo lo que hay en él, toda la naturaleza es producto de Dios, ¿qué queda para las teorías de esos científicos? Ellos afirman que el universo eran dos masas, y que por una fuerza radiactiva, algo así, ambas chocaron, y se desprendieron formando trozos más pequeños que hoy en día, son cada uno de los planetas de nuestro sistema solar.

Pero eso no es lo peor de todo. Lo peor es que no haya una sola persona que me pueda asegurar qué es lo que verdaderamente pasó en esta vida, desde que apareció el hombre. Es todo una simple mentira, que hace cerrar los ojos a los hipócritas de los muchachos de esta sociedad, que se dejan llevar para sentir que alguien los protege y los ayuda en momentos difíciles. Para tener alguien a quien
rezarle, a quien agradecerle, a quien pedirle perdón.
Y cuando voy a alguna celebración en el Templo, no me quedo callado. Hago mis preguntas, presento mis dudas. Y cada creyente me contesta una misma frase, frase que nunca voy a olvidar, no porque me parezca acertada, al contrario. Cada vez que la oigo, me siento engañado. ‘‘Felices los que creen sin haber visto’’. O que venga alguien y me diga si cada vez que reza, lo hace pensando en que Dios lo escucha. Y si las cosas pasan como se las pediste a Dios, fue solo una coincidencia, nada de que Él te ayudo, o escuchó tu petición.
Por eso me gustaría tener a mis padres, los necesito mas que nunca en estos momentos. Tengo muchas dudas en mente. Necesito conocer la verdad, y sentirme acompañado. Me siento invisible, que nadie me ve, que nadie me escucha, que nadie me siente. Y así es, la vida nunca te da lo que realmente
querés. Y al cabo de un tiempo, todo termina. Pero la vida de los demás sigue, nadie sabe hasta cuando. Nadie sabe que es lo que va a pasar con el mundo. Nadie sabe quien será la última persona que estará en el mundo. Cuando será el fin del mundo, y por empezar, si existirá ese fin. Nadie, nadie. Creo llegar a viejo, y fallecer. Luego, nacer en otro niño. Claro, es eso. Creo en la reencarnación.