martes, 28 de octubre de 2008

Yala


Una rutina diferente parece que era lo que necesitábamos. Y así fue. Aprovechar el lunes y el martes para hacer de las nuestras, mientras que todo en el colegio, era previas y más previas. Domingo después del almuerzo, Yala. Llegar y ver la pileta negra, completamente negra, me desilusionó un poco. Pero no, tampoco así. Un árbol de moras cada 3 metros. Caminar, viendo todo verde. Buscar otra casa con pileta, aunque la temperatura no era tan adecuada para hacerlo, era lo que yo quería. El agua no estaba fría, era una pista de patinaje directamente. Igual, ya fue. Labios desagradablemente negros de tanta mora, que después iban a aflojar mis intestinos y... No, realmente alejarse un par de quilómetros de la ciudad, fue espectacular. Los días un poco fríos, pero de todas maneras, muy lindo igual. Jugar al fútbol, perder en el fútbol, pero cagarte de risa. Caídas, empujones, goles muy truchos, y callos en mis pies. Verdaderamente, incomparable. Películas de terror, TEG, tereré, pizas de Tío Bigote o La Pizada (pero caseras). Y yo pido que se repita. A Yala, a donde sea. Pero que se repita, eso sí. No hace falta que diga que estuvieron mis amigas. Hicieron de ese día, una alegría enorme para mí, a pesar de que ahora me duele todo el cuerpo. Sé que algunas faltaron, y reconozco que hubiera sido mejor todavía, pero por ahí las cosas cambian de un segundo para el otro, y todos los planes se van a la ilusión. Espero que la próxima sea mejor todavía. Es lo que quiero, y lo que espero. Las amo a todas, y no quiero ser la típica que pone ''las amo'' por decirlo, ni por quedar bien. Lo digo porque lo siento. Y aunque a veces no sea tan expresiva, es así.